“Juan (Viroche) era un tipo de fe, creyente, y de mucha lucha. Era un hombre bien entregado, jugado, no era un cura de estampita. Rompía los esquemas”, recordó el sacerdote Carlos Sánchez al cumplirse el primer aniversario de la muerte de su amigo. Cuando se conocieron en la capilla Virgen del Valle del Barrio Victoria, Sánchez transitaba su primer año como cura y Viroche era uno de los jóvenes entusiastas de la parroquia. Esto habría sido entre fines de la década del 80 y comienzos de los 90.
El futuro arzobispo -el 13 de octubre será la ceremonia de ordenación- fue invitado a formar parte de una serie de entrevistas que se realizaron para “Panorama Tucumano”, pero Sánchez informó que no podía asistir por una cuestión de agenda y aceptó responder algunas preguntas mediante un audio de WhatsApp. “Siempre fue un chango muy servicial y colaborador, era muy sensible a las realidades más duras, ya que en su propia familia le tocó vivirlas. Recuerdo que vez me acompañó a rezar por un hombre que había muerto apuñalado por un vecino. Estábamos en el callejón de un asentamiento y él se metía sin miedo a las casas para conocer a la gente del barrio. Era así, un tipo alegre y muy de decir las cosas, a veces incluso de una forma muy fuerte. Decía las verdades muy crudas. Y tenía un corazón grande, generoso y ha sabido arremeter con todas las dificultades de su vida personal y familiar, como cuando salió del seminario para cuidar a su madre hasta que falleció”, agregó.
La muerte de Juan
Cuando se le consultó por las hipótesis que se barajaban en el caso, suicidio u homicidio (ahora la investigación judicial se inclina claramente hacia el suicidio), Sánchez respondió: “Yo no puedo asegurar ni una cosa ni la otra, pero todo lo que pueda aportarse para llegar a la verdad, hay que hacerlo. La causa no está cerrada”.
Su antecesor en el arzobispado, Alfredo Zecca, había declarado en el velorio que Viroche le había pedido su traslado porque estaba recibiendo amenazas. Allí, el entonces pastor de la Iglesia tucumana recibió el reproche de los vecinos de la comunidad, que lo acusaron de no cuidar del sacerdote. “Le dije que sí. Pero él me dijo que todavía no porque estaba en la novena y quería terminarla. El viernes por la mañana trajo a la renuncia. Inmediatamente firmé el decreto nombrando a un nuevo párroco aquí. La gente se puede enojar conmigo, pero yo tengo la conciencia tranquila”, afirmó.
Cuando a Sánchez se le preguntó para esta entrevista si el padre estaba preocupado, respondió que sí pero no entró en detalles. “Él estuvo unos días charlando conmigo, manifestando sus preocupaciones, sus problemas, las dificultades interiores que estaba padeciendo. Yo lo aconsejé de la mejor manera posible”, advirtió.
Luego afirmó que la Iglesia y la comunidad católica recibieron con mucha congoja la muerte del sacerdote -que murió ahorcado frente al altar- pero que cree que toda esa angustia no será en vano. “Es un dolor muy profundo por la muerte de Juan. La forma, la circunstancia, dónde fue. Muy triste. Y aunque esta muerte parezca una locura sin sentido, seguro que el señor traerá redención y hará su obra de amor ante tanto sufrimiento. Él era un hombre realmente jugado, con un montón de virtudes y defectos, como todos los tenemos. Lo importante es descubrir el legado que nos deja y lo que él ha trabajado por amor a Cristo y al pueblo”, alentó.
¿Son confiables las pericias del caso?
Los estudios fueron realizados por personal de la Policía y corroborados por especialistas de Gendarmería Nacional. Ambas fuerzas fueron coincidentes: el padre Juan Viroche se quitó la vida. También participaron de este trabajo personal de la Policía Federal (realizaron la investigación de los mensajes telefónicos) y el Equipo Científico de Investigaciones Fiscal.
¿Qué pasó con las denuncias de Viroche?
El fiscal Diego López Ávila confirmó que las denuncias sobre narcos y redes de prostitución sólo habían sido realizadas de manera pública y que jamás realizó una denuncia en alguna fuerza. De todas maneras, durante la investigación, el fiscal envió actuaciones para que fuera investigadas por la Justicia Federal. Las pesquisas, hasta el momento, no tuvieron ningún tipo de respuesta.
¿Y sobre las amenazas que recibió?
Sucedió algo similar. Él les contaba a sus allegados que desconocidos lo estaban amenazando. El ex comisario Luis Bacas, por ese entonces jefe de la ex Brigada de Investigaciones, había sido una de las personas que recibió esos comentarios por parte del sacerdote. En el expediente él declaró que le ofreció ayuda para buscar a la persona que lo hostigaba, pero él nunca aceptó.
¿Hubo algún detenido en la causa?
Nunca. La joven de Delfín Gallo fue la única persona que fue llevada por la Policía a Tribunales porque no quería declarar. Fue el mismo día en el que el sacerdote fue hallado sin vida. Luego de ser interrogada, volvió a su hogar.